miércoles, 28 de diciembre de 2011

martes, 27 de diciembre de 2011

A veces...

A veces, me gusta cerrar los ojos, dejar que los copos de nieve se derritan sobre mis mejillas, que el viento me traiga sus sonidos, que el frió me congele la nariz, y soñar, soñar que soy un pájaro libre, que puede volar por encima de la nubes y posarse en la rama mas alta de un árbol, o que soy un lobo que corre libre por los bosques, pero cuando abro los ojos, recuerdo con tristeza e impotencia, que sigo anclada en el mismo lugar, y siempre al regresar a casa, lo que mas añoro es la libertad.

Soledad

La soledad es fiel, no te cambia por ninguno ni te engaña ni te traiciona, te acompaña hasta el fin...

Nunca se llega a perder la esperanza

Mi corazón se ha congelado por que tu te has marchado, se a encerrado en un frió cubo de cristal por que se canso de esperarte, se canso de ver que tu regreso jamas llegaría, y sobre todo, se ha congelado por que aun te ama, y de ese modo, la espera duele menos y pasa mas rápido.
Aunque sabe que tu jamas volverás a pertenecer le, todavía conserva esperanza, de que alguien pueda ocupar tu lugar y no volver a herirlo mas.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Leyenda de Eco y Narciso

Eco era una ninfa que habitaba en el bosque junto a otras ninfas amigas y le gustaba cazar por lo cual, era una de las favoritas de la diosa Artemisa.
Pero Eco tenía un grave defecto: Era muy conversadora. Y además en cualquier conversación o discusión, siempre quería tener la última palabra.
Cierto día, la diosa Hera salió en busca de su marido Zeus, al cual le gustaba divertirse entre las ninfas. Cuando Hera llegó al bosque de las ninfas, Eco la entretuvo con su conversación mientras las ninfas huían del lugar.
Cuando Hera descubrió su trampa la condenó diciendo:- Por haberme engañado, a partir de este momento pederás el uso de la lengua. Y ya que te gusta tanto tener la última palabra solo podrás responder con la última palabra que escuches. Jamás podrás volver a hablar en primer lugar.
Eco, con su maldición a cuestas se dedicó a la cacería recorriendo montes y bosques. Un día vio a un hermoso joven llamado Narciso y se enamoró perdidamente de él. Deseó fervientemente poder conversar con él, pero tenía la palabra vedada. Entonces comenzó a perseguirlo esperando que Narciso le hablara en algún momento.
En cierto momento, en que Narciso estaba solo en el bosque y escuchó un crujir de ramas a sus espaldas y gritó:- ¿Hay alguien aquí?
Eco respondió: -Aquí.
Como Narciso no vio a nadie volvió a gritar: -Ven
Y Eco contestó: -Ven
Como nadie se acercaba, Narciso dijo:- ¿Por qué huyes de mí? Unámonos
La ninfa, loca de amor se lanzó entre sus brazos diciendo:- Unámonos
Narciso dio un salto hacia atrás diciendo:- Aléjate de mi! Prefiero morirme a pertenecerte!
Eco respondió: -Pertenecerte.
Ante el fuerte rechazo de Narciso, Eco sintió una vergüenza tan grande que llorando se recluyó en las cavernas y en los picos de las montañas. La tristeza consumió su cuerpo hasta pulverizarlo. Solo quedó su voz para responder con la última palabra a cualquiera que le habla.
Narciso no solo rechazó a Eco, sino que su crueldad se manifestó también entre otras ninfas que se enamoraron de él. Una de esas ninfas, que había intentado ganar su amor sin lograrlo le suplicó a la diosa Hera que Narciso sintiera algún día lo que era amar sin ser correspondido y la diosa respondió favorablemente a su súplica.
Escondida en el bosque, había una fuente de agua cristalina. Tan clara y mansa era la fuente que parecía un espejo. Un día Narciso se acercó a beber y al ver su propia imagen reflejada pensó que era un espíritu del agua que habitaba en ese lugar. Quedó extasiado al ver ese rostro perfecto. Los rubios cabellos ondulados, el azul profundo de sus ojos y se enamoró perdidamente de esa imagen.
Deseó alejarse, pero la atracción que ejercía sobre él era tan fuerte que no lograba separase .Muy por el contrario deseó besarlo y abrazarlo con todas sus fuerzas. Se había enamorado de si mismo.
Desesperado, Narciso comenzó a hablarle:- ¿Por qué huyes de mí, hermoso espíritu de las aguas? Si sonrío, sonríes. Si estiro mis brazos hacia ti, tú también los estiras. No comprendo.
Todas las ninfas me aman, pero no quieres acercarte.- Mientras hablaba una lágrima cayó de sus ojos. La imagen reflejada se nubló y Narciso suplicó: -Te ruego que te quedes junto a mí. Ya que me resulta imposible tocarte, deja que te contemple.
Narciso continuó prendado de si mismo . Ni comía, ni bebía por no apartarse de la imagen que lo enamoraba hasta que terminó consumiéndose y murió.
Las ninfas quisieron darle sepultura, pero no encontraron el cuerpo en ninguna parte. En su lugar apareció una flor hermosa de hojas blancas que para conservar su recuerdo lleva el nombre de Narciso.

Asi fue como mori

Nadie merece morir de la misma manera en que yo lo hice, pero tengo la conciencia tranquila, ya que mi muerte no fue en vano, salve vidas y entre ellas, la de mi hija, un bebe de tan solo meses.
Recuerdo aquella noche.
Cada vez que cierro los ojos, veo las fauces de aquel lobo, cerniéndose sobre mi, como la noche se cierne sobre el día.
Recuerdo como corría por las viejas calles de la ciudad, era tarde y hacia frío, sin apenas darme cuenta, en un callejón me vi encerrada.
Ya no me quedaba nada, ninguna salida y tampoco ningún arma.
Desarmada y agotada, me deje caer contra la pared, derrumbada.
Pero entonces, cuando baje la mirada hacia mi hija, que en mis brazos descansaba, una chispa en mi interior se encendió, como se enciende el fuego en una hoguera, mirar sus grandes y azules ojos, me hizo recordar que luchaba por una razón, que tan solo una pequeña vida, hacia que me levantara cada mañana, que mereciera seguir viviendo cada día como si este fuese el ultimo.
Así que no me rendiría, no me dejaría vencer sin luchar por la única cosa a la que amaba en este mundo.
Escondí a mi pequeña tras unas rocas amontonadas y me arme con unos cristales rotos y me prepare para el enfrentamiento cara a cara con el temible hombre-lobo que llevaba aterrorizando a la ciudad desde hacia décadas.
Un terrorífico aullido rasgo la tranquilidad de la noche y unas fuertes pisadas resonaron por todo el callejón.
Y ahí estaba el, de su gran hocico la sangre chorreaba.
Comenzó a coger carrerilla y a dirigirse en mi dirección.
Apenas pude darme cuenta, cuando ya estaba sobre mi, me propino varios zarpazos y mordiscos, hasta que uno de ellos me hirió profundamente, sabia perfectamente que moriría, pero no antes de que le matase, así que reuní las pocas fuerzas que me quedaban y en uno de sus descuidos raje su peludo cuello, la sangre salia como si fuese una cascada, ahogándome con tanto liquido y todo su peso.
Lo ultimo que oí antes de que la muerte me llevase con ella, fue la preciosa risa de mi pequeña niña.
Desde entonces, la ciudad descanso y vivió plácidamente sin la furia del hombre-lobo que yo misma mate.
Y un día, cuando mi hija pregunte como murió su madre, podrán contarle que fue asesinada por una terrible bestia, pero que dio su vida para salvar la suya y la de miles de personas más.